En la reunión del G-7, el presidente Trump dio un giro de 180 grados al poner en conversación la inclusión de Rusia en el grupo, hecho que generó controversia entre los mandatarios, ya que en el 2014 los rusos fueron sancionados luego de la adhesión de Crimea por parte de Rusia tras un referéndum no reconocido por la ONU. Esto produjo un sentimiento de contrariedad en la medida que representa un desafío del presidente a la comunidad internacional.
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