Argentina ha continuado presentando un fuerte deterioro en la confianza de los inversionistas debido a la inestabilidad política, por los escándalos de corrupción, y los riesgos de impago de la deuda, los cuales han ocasionado una significativa salida de capitales presionando fuertes desvalorizaciones del peso argentino (ha alcanzado niveles históricos superando la barrera de los 38 pesos por dólar). La economía enfrenta una coyuntura retadora en la medida que muestra una menor dinámica de crecimiento, y según las proyecciones del gobierno, el PIB podría contraerse cerca de un 2% este año mientras que la inflación aumenta a un ritmo acelerado, y se ubicaría encima del 40%. Esta dinámica de los precios reduce los salarios reales lo que sumado a un endurecimiento de la política monetaria genera presiones negativas sobre el consumo.
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